POR: ALAN GUTIÉRREZ
(Columnista Invitado)
Los fallecimientos de Víctor Ricardo Rivas, Carlos Payares, Wilson Urieles y Guillermo Henríquez no solo dejaron tristezas en nuestros corazones sino que también han sido campanazos de alerta sobre el extravío en el que se encuentra la gestión cultural en Ciénaga.
La desaparición física de estos y de otros grandes aportantes a la cultura cienaguera deben impulsar a políticos, líderes y ciudadanos de a pie a determinar de qué manera mantendremos vivo nuestro legado artístico e humanista, que en últimas es lo que define y responde el «quiénes somos».
Para honrar a estos notables personajes de la vida pública, necesitamos reactivar la poca institucionalidad sobre gestión cultural existente y que hoy se encuentra en el olvido: el Consejo Municipal de Cultura, el Consejo Editorial Municipal, entre otros. También apostarle al resto de proyectos e iniciativas (como la creación de un Fondo Editorial Municipal y de un Portafolio de Estímulos para los cultores) que hacen parte del actual plan de desarrollo municipal y fueron propuestas por cultores, folcloristas y académicos.
Promover una Ciénaga como destino turístico a nivel nacional e internacional pasa por organizar nuestros activos culturales y también por dignificar el ejercicio del cultor, el folclorista y del músico en el municipio, los cuales se han visto gravemente afectados en el marco de una pandemia que todavía nos avasalla.
Sueño con un Ciénaga donde la oferta cultural no solo esté al servicio de nacionales y extranjeros sino también sea disfrutada por todos mis coterráneos. Que aparezcan miles de Sigifredo Quinto, de Víctor Ricardo, de Efraín Burgos, de Guillermos (Buitrago y Henríquez), de Digna Cabas, de Humberto Daza, de Elías Eslait, de Ismael Correa, entre otros muchos. Y eso solo sucederá si las administraciones de turno guían el crecimiento de niños, niñas y adolescentes a través de la educación, el arte, la cultura y las humanidades.
Que vuelva el teatro, la música, la pintura, la escultura y las escrituras creativas. ¿Qué estamos esperando?
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